Somos mujeres de diferentes razas, países y culturas que optamos por vivir juntas en un mundo fragmentado.
Queremos mostrar el amor de Dios, siendo presencia humanizante entre los que sufren y los marginados.
Buscamos el encuentro con los demás con humildad y respeto, dispuestas tanto a aprender y recibir, como a dar.
Rastreamos la presencia de Dios en la trama de relaciones personales y sociales, y en todo lo que nos afecta y nos toca vivir, animadas por el deseo de comunión que atraviesa el mundo.
Nuestras comunidades se construyen asumiendo nuestras diferencias y nuestra complementariedad, respetando el misterio del caminar de cada una.
Adoptamos en el medio ambiente en el que nos encontramos, un estilo de vida sencillo y significativo.
Cada una de nosotras asume su rol y cada una es responsable de la vida del Instituto.