CONTEMPLACIÓN
Qué es la contemplación
La palabra Contemplación significa visión de Dios. Es gracia pura dado que el ser humano no puede contemplarlo valiéndose sólo de su propio esfuerzo.
Aquel a quien Dios ha permitido tener un atisbo de su esencia, por incipiente y fugaz que sea, queda tan fascinado por él que, de allí en adelante, no desea nada más que verlo. Ansía dirigir la mirada directamente a Dios mismo y permanecer junto a Dios.
La oración contemplativa es una respuesta a la gracia contemplativa, así como el abrirse de una flor es la respuesta al sol y a la lluvia. La gracia de la contemplación despierta un ferviente deseo de acceder a la visión de Dios y requiere una respuesta. Ésta consiste en que la persona se centra de manera cada vez más directa en la visión inmediata de Jesucristo o de Dios Padre. En la oración, esta respuesta es la oración contemplativa. Es un intento por reorientar hacia la visión de Dios todas las actividades del pensamiento y todo lo que ocupa nuestra mente con proyectos, sentimientos e imágenes religiosas. En el cristianismo, la forma más conocida y practicada de la oración contemplativa es la oración a Jesús.
La pasión por contemplar a Dios mismo no permanece oculta en el interior del ser humano. Junto con su vida de oración, penetra y transforma su relación con el mundo exterior.
(Tomado de Franz Jalics, El camino de la Contemplación. Editorial Buena Prensa, 1979)
Un ejercicio concreto
EL LUGAR. Busca un lugar tranquilo, libre de distracciones, que pueda ayudarte al recogimiento.
LA POSTURA. Siéntate o arrodíllate silenciosamente. El recogimiento será mayor cuanta mayor quietud haya en tu cuerpo. La postura corporal correcta es de gran ayuda para lograr tranquilidad y estar bien despierto. Lo más importante, al estar sentado o arrodillado, es tener el tronco derecho. Si estás sentado en una silla coloca ambos pies con toda la planta del pie en el suelo, de modo que la distancia de los pies entre sí coincida con el ancho de cadera.
LA RESPIRACIÓN. Dirige tu atención a la respiración sin influir en ella. No se trata de no hacer nada sino de la pura percepción. Percibe simplemente cómo ocurre la respiración dentro de ti. Mantente en la percepción con vivo interés.
LAS MANOS. Juntar las manos lleva a un profundo recogimiento. Uno está mucho más consigo mismo. Por ello, el cristianismo se recoge en la oración juntando las manos. “Escucha” hacia el centro de las palmas de las manos y permanece así.
EL MANTRA. Cada vez que inspiras pronuncia el nombre de Cristo hacia el interior de tus manos. Cada vez que espires, pronuncia el nombre de Jesús.
Bata que prestes atención a lo que está presente, pues también estarás prestando atención a Él. Mientras prestes atención al instante presente el contacto estará dado, aunque no lo sientas.
Este ejercicio debe durar de unos 25 a 30 minutos. Renueva el propósito de ofrendar el tiempo a Dios como entrega, como servicio, como adoración. Quien de verdad ofrece a Dios su tiempo de meditación está satisfecho, sin importarle si el tiempo de vida invertido le haya servido o no.
(Tomado de Franz Jalics, Ejercicios de Contemplación. Ediciones Sígueme, 1998)
Una práctica comunitaria
La hermana Ana nos acompañará los primeros sábados de mes a unirnos para ejercitarnos juntamente en la práctica de esta oración contemplativa vía online.
Cuándo
Primer sábado de mes. A las 18,30 horas.
Noviembre: sábado, 6.
Diciembre: sábado, 4.
Cómo participar en este espacio contemplativo