Nuestra razón de ser establece que, como mujeres de diferentes naciones y culturas, elegimos vivir juntas en un mundo fragmentado. Queremos revelar el rostro del amor de Dios siendo una presencia humanizadora entre las personas que sufren y están en los márgenes.
A pesar de nuestras fragilidades y limitaciones, Dios nos llama a estar presentes allí donde la persona humana sufre y es vulnerable. Estos encuentros diarios con el rostro humano en sus momentos de gozo y de dolor son a la vez encuentros con Dios, misión compartida con quienes trabajamos al servicio de la vida y la esperanza. Estas experiencias vividas allí donde nos encontramos son presencia, silencio y oración, pero a veces se expresan con gestos y notas escritas.
Recientemente, hemos recibido en nuestro Hospital Universitario San Francisco de Asís (Madrid) uno de esos agradecimientos que a todos nos ha impactado dadas las circunstancias de una muerte repentina en la entrada de nuestras consultas externas.
La familia dice así: “Esta nota solo tiene por objeto agradecerles lo bien que nos acompañaron el pasado martes en las trágicas circunstancias de la muerte de nuestra madre”.
Y a la hermana que les atendió:
“Gracias por estar presente y dar tanta paz y oraciones en unos momentos tan duros en el hall del Hospital S. Francisco de Asís. Nuestro más sincero agradecimiento. Paz y Bien”.
En este contexto de gratitud, nosotras también queremos agradecer a la familia por haber acudido a nuestro Hospital en un momento de necesidad.
Isabel Arbide, fmm