Estos días de Navidad están fuertemente marcados por la fiesta, la celebración, lo extraordinario. Es tal el jubilo de lo que celebramos que lo ordinario queda desplazado por lo extraordinario del acontecimiento luminoso que es la Navidad.
En unos días dejaremos ir un año para abrazar un nuevo tiempo. ¿Cómo nos disponemos? ¿Con qué conciencia dejamos ir y venir el tiempo? ¿Con qué sentido? Son preguntas que me habitan estos días, sabedora de lo impermeables que podemos vivir este tiempo festivo llenándolo con actividades que no dan plenitud aunque nos hagan sentir, ilusoriamente, que estamos celebrando la Navidad.
¿Hay espacio en nosotros para contemplar al que viene? ¿Encontramos el silencio necesario para interiorizar cuanto nos toca vivir?
Tomar el tiempo en nuestras manos, dejar que nos trabaje, gozar de la maravilla que es ser creatura, dejarnos hacer por el Amor. Este es nuestro deseo para el próximo año que ya está llamando a nuestra puerta. ¡Feliz 2022!